jueves, 31 de marzo de 2011

El Humanismo y el Erasmismo marcan la mente inquieta de Serveto. Parte III


El Humanismo y el Erasmismo marcan el desarrollo temprano de la mente inquieta de Serveto II

El aire fresco del humanismo se había extendido inexorablemente por Europa. España no podía sustraerse de este influjo. Aunque las desviaciones de la fe eran rigurosamente perseguidas, los días de Torquemada habían cedido el paso al espíritu reformador del cardenal Cisneros. Fue en la Universidad de Alcalá, creada por Cisneros, dónde Serveto encontró la oportunidad de llevar a la práctica sus ideas innovadoras, con un régimen selectivo para sus maestros, entre los que se encontraban Hernando Alonso de Herrerera y el famoso humanista  Antonio de Nebrija, en amplio sentido de la esencia erasmista.

En este tranquilo intervalo floreció en los países católicos un movimiento llamado evangelismo que estaba representado precisamente por Erasmo en los países bajos. Cisneros fue responsable de la primera edición de la Biblia que incluyó ambos Testamentos en las lenguas originales. La edición completa, llamada Complutense apareció en 1522 cuando Serveto contaba 11 años. (Bainton)

Carlos, rey de España y Emperador del Sacro Imperio Romano, recobró en 1522 el control de Castilla. Había sido educado en los Países Bajos y de ellos trajo muchos cortesanos de su séquito, admiradores de Erasmo, el cual llegó a gozar de un renombre sin precedentes en España entre 1522 y 1533. Muchas de sus obras fueron traducidas al castellano quedando así España imbuida de su ideal de una piedad simple y adogmática. Mucho más exclusivamente que Cisneros, confiaba Erasmo en el poder del Evangelio para cautivar la mente de los hombres, sin ninguna represión exterior. (Bainton). A pesar de la popularidad de Erasmo, no quiere decir  que los españoles hubieran cesado de ser celosísimos del Señor Dios de los Ejércitos. Había un punto que se había transformado en asunto de honor nacional, y era la doctrina de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, por la sencilla razón de que en el extranjero todos los españoles eran tenidos por marranos y sospechosos en cuanto a la fe de la doctrina de la Trinidad.

Es más que improbable que a Serveto no le afectara en absoluto aquel clima liberal, ya que a los 14 años entró al servicio de Juan de Quintana, un franciscano doctor por la Universidad de París y miembro eminente de las Cortes de Aragón. Quintana era hombre de espíritu erasmista y ciertamente sabemos que, estando a su servicio, implicaba a Serveto a una relación personal con él. El servicio a aquél hombre de Iglesia no era exigente, ni tampoco una prisión. Quintana dio a Serveto dos años libres para estudiar leyes en la Universidad de Toulouse. Sus estudios quedaron interrumpidos al verse de nuevo llamado al servicio de Quintana. El motivo era que el mismo Quintana había sido convocado para ocupar su puesto de confesor de Carlos V e ir con él a Italia para la coronación en Bolonia, y luego a Alemania, con la esperanza de un arreglo del problema luterano.

El Emperador salió de España en la nave capitana del Almirante Doria en Julio de 1529, acompañado de su corte, lo que quiere decir que los flamencos que habían esparcido el culto de Erasmo habían sido arrojados de España y que la boga erasmista andaba en declive. En Italia el saqueo de Roma (1527) señaló el final del Renacimiento para el Vaticano. En Suiza se encendió la guerra el mismo año que Carlos salió de España. Una ola de obcecación, de fanatismo, de dogmatismo y de atrocidades estaba por llegar.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Miguel Servet. Parte II

Miguel Serveto Conesa  alias Revés.I

Parece que la fecha más probable de su nacimiento fue en 1511 (coinciden en esta fecha el Dr. José Barón Fernández y Roland H Bainton). Ambos evidencian documentalmente que nació en la aldea de Villanueva de Sigena - de donde Serveto tomó los pseudónimos de Villanovanus o Villenufve en francés -. Su padre que firmaba Antonio Serveto alias Revés era notario. La iglesia parroquial tenía un retablo dedicado a Santa Lucía, erigido por su viuda, Catalina Conesa, y su hijo Juan Serveto de Revés clérigo infanzón rector de Poleñino.
Estos hechos fueron revelados por primera vez por Mariano del Paño en “La familia de Miguel Servet” (en revista de Aragón, mayo de 1901, páginas 119-121 y 151-153). Paño concluye que el padre murió poco tiempo después del último documento, en 1538, ya que en uno del 3 de mayo de 1544 aparece como notario Pedro de Lax.

Paño supone sin prueba documental  alguna en que apoyarse, que la familia de Serveto se trasladó a Villanueva de Sigena desde Tudela cuando Serveto había cumplido pocos meses. Personalmente creo que, coincidiendo con el Dr. José Barón Fernández, la familia procedía de un pueblo del pirineo de Huesca del mismo nombre que nuestro personaje. Es un pueblo del valle de Gistaín o Gistau integrado en los llamados pueblos de la comuna que forman un ayuntamiento común, a saber Saravillo, Sin y Serveto.

El Dr. Barón aporta  documentalmente el título de infanzonía de la familia, encontrado en el Archivo de la Corona de Aragón: con la  signatura A.C.A. Cancillería. Reg. 230, folio 11v. Hallamos el siguiente documento cuya versión castellana de su texto latino es la siguiente:
“Serveto.- En Barcelona el día 15 de las calendas de Octubre (16 de Septiembre) del año del Señor de 1327. La misma carta de infanzonía salvada y autorizada fue hecha a favor de Juan de Serveto, quién ante Jimeno Perez de Salanova, justicia de Aragón al que fue enviada, probada primeramente la posesión de su infanzonía. Para salvar esta presentó a dos caballeros como juradores, a saber Martín de Sus, vecino de Alcalá, caballero,  y Lope de Molina, vecino de Barbastro, caballero, los cuales bajo juramento dijeron que dicho Juan de Serveto era infanzón hermunio (es decir por nacimiento), y si fuese necesario (ellos) mostrarían el casal de donde procedía su linaje, que llamaron Serveto. Cuyo casal llamaron de D. Spanyol de Serveto”.

Es posible que cursase la primera enseñanza en Villanueva de Sigena, y no hay duda de que su padre, por tradición familiar y profesión, cuidó esmeradamente de la preparación intelectual de su hijo. Lo evidente es que la instrucción intelectual de Serveto se inició a edad muy temprana, especialmente en lo que a lenguas se refiere. No es posible una asimilación tan precoz de los conocimientos de la época, ni mucho menos terciar con rango internacional en los debates teológicos, médicos o astrológicos del siglo XVI, a una edad tan juvenil, sin contar previamente con una preparación lingüística, cuyo arquetipo tenía su expresión en el trilinguis homo, estudioso con el bagaje del latín, el griego y el hebreo, bucease en los textos originales de la antigüedad clásica. (Dr. Barón Fernández).

domingo, 27 de marzo de 2011

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Miguel Servet. Parte I

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Miguel Servet. Parte I bis

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Miguel Servet. Parte I

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Miguel Servet.: "MIGUEL SERVETO Marco histórico y social en el que se enclava la figura de Serveto Necesariamente, después de la introducción sobre la Inq..."

Miguel Servet. Introducción


MIGUEL SERVETO

Marco histórico y social en el que se enclava la figura de Serveto

Necesariamente, después de la introducción sobre la Inquisición y previo al tratamiento específico sobre la biografía de Serveto, es preciso referirse a la Reforma, para tratar de centrar el escenario en el que se desenvolvió la vida del ilustre y controvertido aragonés.

Las reformas religiosas en la Europa del siglo XVI

El siglo XVI encontró a Europa sumida en una profunda crisis política, económica y moral. Las nuevas técnicas y relaciones de producción nacían en medio de conflictos sociales generalizados. El capitalismo mercantil empezaba a imponer sus leyes a todo el continente, y el fenómeno se manifestaba por un incremento de los precios y una paralela congelación de los salarios. Las bases mismas de la cultura occidental parecían vacilantes: la guerra y la revolución constituían una presencia constante, y la amenaza de la invasión otomana   pesaba sobre la conciencia colectiva. La crisis hizo que las masas se volcaran hacia una intensa religiosidad, cuyas exigencias sobrepasaban en mucho la capacidad de respuesta de la Iglesia. De ahí surgió la Reforma.

El 31 de diciembre de 1517 Martín Lutero promulgaba sus 95 tesis contra el comercio de indulgencias, e inició así un proceso que culminaría con la división de la Iglesia y la aparición de nuevas formas de culto cristiano. Lutero superó rápidamente el límite de los círculos teológicos, para asumir un carácter político. La lectura de la Biblia  bastaba para entrar en contacto con Dios y hacía innecesarios y perjudiciales los demás dogmas de la iglesia. El hombre quedaba liberado de los deberes caritativos, particularmente molestos en una etapa caracterizada por el auge de los grandes negocios y la acumulación de capitales en empresas modernas cada vez más alejadas del proceso concreto de la producción.

El luteranismo aparece así en la base de las guerras campesinas alemanas que estallaron en 1525. Lutero exhortó a los campesinos -que llevaban a la práctica sus enseñanzas religiosas- a abandonar las armas y cuando éstos desoyeron su llamada, no vaciló en condenar a los sublevados y en incitar a los príncipes, en tanto que autoridades establecidas por Dios, a reprimir el alzamiento. Este hecho selló en la práctica un pacto entre la reforma y los príncipes, que pudieron así apoderarse de las propiedades eclesiásticas y reforzaron de esta forma considerablemente su posición frente al poder central del imperio.

El emperador Carlos V se encontró así ante un nuevo escollo alzado ante su proyecto de restaurar el imperio de occidente según el modelo medieval. Asediado por la guerra con Francia, por las disputas con Roma y por la necesidad de enfrentarse con las amenazas otomanas, el monarca contempló impotente el crecimiento del cisma en su propio país. En 1530, en la Dieta de Augsburgo, Carlos V realizó el último y fracasado esfuerzo por salvaguardar la unidad religiosa del imperio, mientras importantes regiones de Alemania, entre ellas Hesse y Sajonia se pasaban con armas y bagajes al protestantismo.

A partir de 1519 surge y se desarrolla en Suiza (Zurich) un importante movimiento protestante dirigido por Ulrico Zuinglio. El teólodo Zuinglio va más allá que su maestro Lutero: la eucaristía afirma, sólo constituye un acto simbólico, un acto conmemorativo, mientras que para Lutero seguía siendo válida la transfiguración de Cristo en el  pan y el vino de la misa. Zuinglio murió en 1531.

El teólogo francés Juan Calvino se había ido a Suiza en 1534 huyendo de las persecuciones antiprotestantes que agitaban a Francia. Calvino condenaba el baile, el alcohol y los juegos de azar, y veía en los detentadores del poder económico a auténticos predestinados; la riqueza material constituye para él un signo inequívoco de que Dios aprueba la laboriosidad, la disciplina y la ley del máximo beneficio. Hasta mediados del siglo XVI, Ginebra fue el centro dirigente del movimiento protestante, y el calvinismo se impuso con fuerza en extensas regiones de occidente (Francia, Escocia, Países Bajos) y del este europeo (Polonia, Hungría, Transilvania).

Es pues aquí, en un clima desasosegado y tenso tanto religiosamente como socialmente, en el que podemos enclavar la brillante figura de Miguel Serveto, aragonés, erudito e inquieto filósofo y científico que terminó sus días en la pira por el delito de pensar y de opinar sobre cuestiones dogmáticas. Así la intolerancia propia de este marco histórico acabó con la vida de un sobresaliente científico que descubrió a los ojos de occidente tanto los secretos de la circulación menor de la sangre como la propia necedad de la sociedad de su tiempo frente a cuestiones tan complejas como son la fe y la justicia.   


Miguel Servet

El nombre del blog hace referencia al verdadero, completo  y original nombre de Miguel Servet digamos que el "descubridor"  de la circulación menor de la sangre.
Pero, tiene una personalidad arrolladora y densa. De espíritu crítico no podía estar de acuerdo al completo ni con católicos ni protestantes y lo único que consiguió es enfurecer a los tiranos. Protestantes y católicos se hermanaron en un repudio común hasta que murió en la hoguera.