miércoles, 13 de abril de 2011

Arresto definitivo de Servet y su final en la hoguera.XII



El arresto definitivo del aragonés y su final en la hoguera


La siguiente noticia que tenemos de Serveto es una nota de las actas del consistorio de Ginebra:  “El 13 de Agosto de 1553 Miguel Serveto fue reconocido por ciertos hermanos, y pareció bien apresarlo para que ya no infecte al mundo con sus herejías y blasfemias, por ser bien sabido que es incorregible y sin remedio”. Aquel 13 de Agosto era domingo. Su ausencia de la iglesia hubiera acarreado una investigación; su asistencia atraería menos la atención. Serveto pues, fue al servicio religioso como parte de su plan “de ocultarse lo más que pudiera”. Hasta el día 27 de  Octubre  en que fue quemado en la hoguera se sucedieron los interrogatorios más vejatorios que pudiera imaginarse en los cuales se le intentó hacer pasar por persona disoluta y carente de todo principio.

En la segunda fase de los interrogatorios se recibió correo de Vienne en el que se pedía, diríamos hoy, la extradición, para ser ajusticiado allí sin mas trámite y se le pidió que exonerara al carcelero, a lo que accedió gustosamente. Pero cuando se le preguntó si quería volver a Vienne, se echó al suelo llorando y suplicó que se le juzgara en Ginebra. Finalmente el 23 de Diciembre se dicta sentencia póstuma del tribunal eclesiástico de Vienne.
Bibliografía

-       Roland H. Bainton, Yale University.
Servet, el hereje perseguido”.
Título original: “Hunted heretic, the life and death of Michael Servetus
Taurus Ediciones, 1973 Madrid.

- Julio Caro Baroja.
“Inquisición, Brujería y Criptojudaísmo”.
Editorial Ariel, 1974 Esplugues de Llobregat
3ª edición.

-       J. Angel -------------------------------------
“El estable cimiento de la Inquisición en Aragón (1484-1486) Documentos para su estudio”.
Fundación Fernando el Católico (C.S.-----.C)

-       José Barón Fernández
“Historia de la circulación de la sangre”
Editorial Espasa Calpe, 1973 Madrid.
Colección Austral.

- Jaume Aiguader i Miró
“Miquel Servet”
Editorial Teide, 1981 Barcelona.
2ª edición.
Colección Capdevanters.

-       José Barón Fernández
“Miguel Serveto, su vida y su obra”
Editorial Espasa Calpe, 1970 Madrid.

-       Pardo Tomas J, Martínez Vidal A.
“The physician as an expert and as a victim of the Spanish Inquisition”.
In: Woodward J, Jutte R. 
“Coping with sickness: law, medicine, and human rights”.
Sheffield: European Association for the History of Medicine and Health


lunes, 11 de abril de 2011

La conspiración contra Miguel Serveto y su quema en efigie. XI


La conspiración contra Miguel Serveto y su quema en efigie


Arneys, el primo católico de Trie, no perdió tiempo en Lyon en poner su documentación ante la vista del inquisidor Ory, quien convocó al vicario de Lyon. Habiendo examinado juntos  las pruebas enviadas de Ginebra, decidieron comunicárselas enseguida al Cardenal Tournon. El arzobispo de Vienne, Pierre Palmier, antiguo discípulo y protector de Serveto, señaló la insuficiencia de las pruebas y mandó decir a Ory que viniera él mismo a Vienne. Cuando llegó, sugirió que se le exigiese a Arneys escribir de nuevo a Ginebra pidiendo el texto completo del “Restitutio”. Ory entonces volvió a Lyon y dictó la carta el mismo. He aquí la respuesta de Guillermo Trie: “Pero puedo proporcionarte algo mejor para declararlo culpable, a saber, dos docenas de cartas manuscritas por nuestro hombre en cuestión, en las cuales se contiene buena parte de sus herejías. Si le mostrarais el libro podría negarlo, pero no puede hacer esto con su escritura. Mas te  diré que no me ha costado poco obtener de Calvino lo que te envío. Pero le he convencido y le he advertido la embarazosa situación en que me pondría si él no me ayudara, de modo que finalmente me ha entregado lo que ahí ves”. ¡Y vemos así que nada menos que Juan Calvino fue quien entregó a la Inquisición católica las pruebas definitivas! Sin embargo, es bien sabido que Calvino lo negó siempre categóricamente.

El 4 de Abril se reunieron Tournon, Ory y Palmier  en el castillo de Rousillón y dictaron orden de arresto contra Serveto. El siguiente, 5 de Abril, Palmier notificó a Tournon el arresto  e invitó  a Ory a venir a Vienne  para los interrogatorios. El día 6 de Abril, Serveto sufre su tercer interrogatorio, y el día 7 se evade de la prisión saltando una tapia. Por fin, el 17 de Junio el tribunal falló sobre Serveto. Villeneuve fue declarado culpable de herejía escandalosa, de sedición, de rebelión, y de evasión de la cárcel y condenado a ser quemado a fuego lento hasta que su cuerpo fuera reducido a cenizas. Entretanto, y dadas las circunstancias, había que ejecutar la sentencia en efigie, quemándola juntamente con sus libros.


domingo, 10 de abril de 2011

Serveto y Calvino, dos mentes enfrentadas. X


Serveto y Calvino, dos mentes enfrentadas


Serveto determinó establecer por correspondencia el contacto con Calvino que años antes  se había frustrado personalmente en París. De todos los reformadores le parecía Calvino el único que podría estar dispuesto a escuchar. La correspondencia  con Calvino se inició por mediación de Jean Frellón, el hugonote editor de Lyon para quien Serveto había preparado algunos libros. Se empleó el seudónimo  Michel de Villeneuve, y Calvino mismo firmaba Charles Despeville, pero ninguno de los dos ignoraba la identidad del otro. Primero Serveto adoptó un tono condescendiente y Calvino le respondió cortésmente. Después, el aragonés subió el tono instándole a leer detenidamente de su propia obra manuscrita  el “Crhistianismi Restitutio”. Calvino, jamás le devolvió el ejemplar. Persistió Serveto y le mandó en total unos treinta discursos epistolares, hasta que Calvino informó a Frellón que tenía a su común amigo por un demonio que le hacía perder el tiempo y que no quería dar garantía alguna  respecto a lo que podría pasar si Serveto se empeñaba en ir a Ginebra. Serveto aún envió otra carta pidiendo que le devolviera el manuscrito, pero ya no hubo respuesta.

Se le había hecho pedazos la última ilusión. Roma, Zaragoza, Toulouse, Basilea, Estraburgo y ahora Ginebra habían rechazado sus palabras. Serveto no recuperó su manuscrito, pero había conservado de él abundantes notas o acaso otro ejemplar. Así, pudo completar la obra, añadiéndole las “Treinta Cartas a Calvino” y una “Apología a Melanchton”.

Sin entrar a fondo en las enormes dificultades, se imprimieron mil ejemplares, de los cuales fueron enviados algunos  a la feria de Frankfurt; otros fueron a un librero de Ginebra, por cuyo medio quizá llegó uno a las manos de un amigo de Calvino, un tal Guillermo Trie. Este hombre tenía un primo católico, llamado Antonio Arneys que vivía en Lyon. El 26 de Febrero de 1553 el protestante de Ginebra escribía a su primo el católico de Lyon, acompañando a la carta las cuatro primeras hojas del “Restitutio”.

 

jueves, 7 de abril de 2011

La labor filosófica y teológica de Serveto. IX


La labor filosófica y teológica de Serveto


Hemos visto que Miguel Serveto había dejado París para practicar medicina en provincias. Primero, estuvo breves temporadas en Lyon y Avignon, y luego dos o tres años en Charlieu. Sólo dos anécdotas se le conocen de este periodo:  una lucha y casi una boda. Fue ocasionada aquella por la envidia de un médico rival cuyos partidarios atacaron a Serveto una noche cuando iba a visitar a un paciente enfermo. Fue herido y a la vez, pudo herir a uno de sus atacantes, como consecuencia de lo cual estuvo bajo arresto dos o tres días. En cuanto a la boda, confesó más tarde durante su juicio que había estado a punto de unirse a una muchacha de Charlieu, pero había desistido creyendo ser impotente a causa de castración en una parte a la edad de cinco años y de hernia en otra. Como médico, debía saber que ninguna de estas razones podía perjudicarle hasta tal punto. (Bainton) Y es curioso notar que, en todo caso este testimonio no se compadece en modo alguno con su afirmación en otra ocasión según la cual se había dedicado al celibato por libre elección.

Algo después de 1540 Serveto trasladó su residencia a Vienne, en las cercanías de Lyon. Uno de sus atractivos era la graciosa protección de Pierre Palmier, arzobispo de Vienne, que, se recordará, había sido uno de sus oyentes en París en sus lecciones sobre geografía. Serveto se dedicó los doce años siguientes a editar obras  y a la práctica de la medicina. La segunda edición de la geografía salió en  1541; la edición de la Biblia de Pagnini en 1542. Los doce años que Serveto pasó en Vienne  fueron los más tranquilos de su vida. Serveto fue sabiendo muy bien que, si se llegaran a hacer públicas sus convicciones más íntimas pocos de sus amigos le tratarían mejor que si fuera portador del cólera.

A pesar de todo, Serveto no podía resignarse a quedarse sin dar testimonio indefinidamente. No le sería necesario exponer su vida: conservaría el seudónimo. Un nuevo libro andaba en elaboración: “Christianismi Restitutio”, un tema caro a Erasmo y a todos los humanistas cristianos. Su visión primaria de Dios era, sin embargo, la idea neoplatónica del Sumo Uno. El segundo elemento nuevo del pensamiento de Serveto que aparece  en el “Christianismi Restitutio” es el del anabaptismo. Hablando con propiedad, sin embargo, la doctrina Servetiana del hombre no era exclusivamente anabaptista, sino una amalgama de ingredientes católicos, renacentistas y anabaptistas. Con la Iglesia católica mantenía Serveto que el hombre es capaz de cumplir la ley natural aun sin la ayuda de la gracia y que el hombre redimido es capaz de cooperar con Dios en la tarea de la salvación. No basta la fe, porque la fe pasará, mientras que sólo el amor permanece. La fe enciende la lámpara que sólo el aceite del amor hace arder.

Coincidía también con la idea renacentista del hombre puesto en medio de la gran cadena del ser y capaz por su propio poder de ascender o descender hasta llegar a unirse con Dios. Desde luego cristianizaba esta interpretación, como habían hecho mucho antes los teólogos orientales. El hombre es libre, insiste Serveto, y recibe de los astros sólo inclinaciones y tendencias. El hombre es capaz de unión con Cristo y, por Cristo, con Dios. “Lo divino ha bajado hasta lo humano para que lo humano pueda ascender hasta lo divino”. El elemento específicamente anabaptista aparece en la idea de la generación bautismal del hombre redimido. Teoría tal llevó a Serveto a un abierto choque no sólo con los católicos, sino también con todos los principales reformadores, que como aquéllos, mantenían el bautismo de los niños.


miércoles, 6 de abril de 2011

La discusión sobre la autoría del hallazgo. ParteVIII



La discusión sobre la autoría del hallazgo


Un problema de cierto interés ha surgido en relación con este descubrimiento, a saber, si corresponde a Serveto una prioridad absoluta. Como ha ocurrido tan frecuentemente en la historia de la ciencia, también tenemos aquí que investigadores independientes llegaron a la misma verdad casi al mismo tiempo. Por ello, suelen plantearse disputas inútiles sobre quién de ellos deba recibir la palma del triunfo. Lo que importa para el progreso del conocimiento es el descubrimiento mismo, y no el descubridor; pero no es probable que el hombre se decida a emprender las empresas más nobles sin un toque de vanidad.

En nuestro caso, sin embargo no hubo rivalidad entre Serveto y Colombo, el otro contendiente, pues por lo que hoy sabemos ninguno de ellos  supo nada del descubrimiento del otro. En cuanto a la prioridad del anuncio,  no hay problema: el “De Re-anatómica” de Colombo fue publicado en 1559; el descubrimiento de Serveto fue anunciado en su “Christianismi Restitucio”, de 1553.

 

Un borrador anterior que sabemos existía ya en 1546?

En realidad, sin embargo, también este problema de la fecha del manuscrito ha dejado de tener interés para resolver el de la prioridad del descubrimiento, pues el laurel ha pasado de Serveto y de Colombo a un árabe, Ibn An-Nafis, del siglo XIII, quien dejó escrita la impermeabilidad del tabique y la oxigenación de la sangre en los pulmones. No fue desde luego, tan explícito como Serveto en negar la teoría galénica de  que la sangre sirve para la alimentación de los pulmones, ni llamó la atención sobre el tamaño de la arteria pulmonar. Queda, entonces, la cuestión de si sus hallazgos podían haber influenciado a Serveto o a Colombo. Hay toda clase de probabilidades en contra, pues aunque una parte de la obra de Ibn An-Nafis fue traducida al latín y apareció en Venecia en 1547, no es precisamente la que contiene alusiones al paso pulmonar de la sangre.

lunes, 4 de abril de 2011

El descubrimiento de la Circulación menor. VII


El descubrimiento de la circulación menor


Para comprender exactamente lo que Serveto descubrió, es menester tener en cuenta las ideas de Galeno, de las que él se apartó. El maestro enseñó que la sangre se genera continuamente en el hígado, al cual nunca regresa porque se consume alimentando al cuerpo, y pasa de las arterias a las venas en parte por anastómosis en las extremidades y en parte, a través del velo del corazón, por medio de intersticios que no aparecen en la autopsia a causa del enfriamiento y la contracción subsiguientes a la muerte.

Galeno no alcanzó a comprender el curso de la sangre en los pulmones por haber interpretado mal la función de éstos y no haberles asignado la oxigenación de la sangre a ellos, sino al ventrículo izquierdo del corazón. Con auténtica adivinación sugirió que el cuerpo, como la llama, necesita aire: en ambos casos supuso que la función consiste en expulsar los residuos de la combustión, proceso que en el cuerpo tiene lugar en el ventrículo izquierdo.

Serveto retuvo la opinión galénica del origen de la sangre en el hígado, y por eso no llegó a comprender la circulación de la sangre por todo el cuerpo. Su descubrimiento radica concretamente en una descripción precisa del curso de la sangre en el corazón y los pulmones. La primera corrección que hizo a Galeno fue fruto directo de sus trabajos de disección. Observó, en primer lugar, que la transmisión de la sangre del ventrículo derecho al izquierdo no se puede realizar a través del tabique “porque esta pared intermedia al carecer de orificios, no es apropiada para dicha comunicación, aunque algo pueda resudar”. Desprovisto de microscopio le era imposible a Serveto afirmar categóricamente la impermeabilidad del tabique, pero insistió en que no podía darse a través de él el paso principal de la sangre.

En segundo lugar observó que la arteria pulmonar era demasiado grande para la función que tenía asignada en el sistema galénico, dónde se la limita a transmitir una muy pequeña cantidad de sangre a los pulmones para su alimentación: “El tamaño de la vena arterial (arteria pulmonar) no puede ser tan grande, ni la sangre purificada puede ser expulsada con tal fuerza del corazón a los pulmones, sólo para su alimentación”. Este es un pasaje que merece atención especial, porque recientemente algunos escritores (Neuberger) han supuesto que, no habiéndose liberado Serveto de la teoría galénica de la continua formación de la sangre en el hígado para nutrir el cuerpo, debió de pensar, en consecuencia, que sólo un poco de sangre iría con ese fin a los pulmones, y nada más. Concluyen, por lo tanto, que no pudo creer que toda la sangre pasara por los pulmones.

Serveto da la respuesta exacta: la sangre debe pasar por los pulmones para su oxigenación, mediante la cual son expulsados los vapores fuliginosos de Galeno y cambia ésta de color; rechazando que este proceso tenga lugar en el corazón. Pero citemos las palabras mismas de Serveto: “El espíritu vital se genera en los pulmones de una mezcla de aire inspirado y de sangre sutil elaborada que el ventrículo derecho del corazón transmite al izquierdo. Sin embargo, esta comunicación no se hace a través de la pared media del corazón, como se cree corrientemente, sino que por medio de un magno artificio, la sangre sutil es impulsada hacia adelante desde el ventrículo derecho por un largo circuito a través de los pulmones. Por ellos es elaborada, se convierte en roja clara y es conducida desde la arteria pulmonar a la vena pulmonar. Después, en la vena pulmonar se mezcla con el aire inspirado y a través de la expiración se purifica de los vapores fuliginosos”.

Para concluir diciendo: “Del mismo modo se envía desde los pulmones al corazón no solo aire, sino aire mezclado con sangre a través de la vena pulmonar. Por tanto, la mezcla tiene lugar en los pulmones. El color rojo le es dado a la sangre en los pulmones, y no en el corazón. En el ventrículo izquierdo del corazón no existe espacio suficiente para tan grande y copiosa mezcla ni para que la elaboración imprima el color rojo. Finalmente, el tabique interventricular, puesto que carece de orificios, no es apto para dicha comunicación y elaboración, aunque algo pueda resudar”.

domingo, 3 de abril de 2011

Servet, egregio en diversos campos. VI


Miguel Serveto, egregio en diversos campos


Serveto en 1532, en París, estudió en el colegio de Calvi y enseñó matemáticas en el colegio de Lombardos. En 1534 falta a la cita con Calvino en París. En 1535 y 1536 edita el Tolomeo e In Leonardum Fuchsium ambos en Lyon. De nuevo en 1537 lo encontramos en la universidad de París. El 12 de Febrero de 1538 observó un eclipse de Marte en París. El 18 de Marzo de 1538 comparece ante el “parlamento” para tratar de la Astronomía Judiciaria (adivinatoria). El 24 de Marzo de 1538 se matricula en la universidad de París probablemente por consejo de Champier. Allí se vinculó a un círculo distinguido: Sus profesores fueron Dubois, Fernel y Guenther. He aquí como Guenther rinde homenaje a sus dos ayudantes de disección: “Mi primer ayudante fue Andrés Vesalio, un joven maravillosamente diligente en Anatomía, un devoto de la Medicina pura sin mistificaciones. Después de él, Miguel Villanovano estuvo estrechamente unido a mí en la disección, un joven tan versado en todas las ramas de la Literatura y segundo en el conocimiento de Galeno”.

La disección presentaba grandes dificultades en aquellos días para el estudiante de Medicina, sobre todo para obtener una adecuada provisión de cadáveres; no por prohibición alguna de la Iglesia, sino por que la ley sólo autorizaba para ese fin los cuerpos de los ajusticiados por algún crimen. Estos eran proporcionados tan sólo a los doctores de fama. Cuando las entregas oficiales no eran suficientes, los estudiantes, como Vesalio algunas veces, tenían el recurso de despojar furtivamente las horcas.

Mientras estudiaba Anatomía, se ganaba la vida en parte con sus publicaciones. Su tratado sobre los jarabes debió de producirle cuantiosos ingresos, pues alcanzó seis ediciones (doctor Barón). Se trataban de cocciones edulcoradas que servían de astringentes, laxantes, tónicos, etc.; en otras palabras, Serveto proseguía los estudios farmacológicos en los que le había iniciado Champier. No está claro, si el juicio que sufrió por parte del parlamento de París, cuyo presidente era el mismísimo Pierre Lizet, le impidió doctorarse. Años más tarde, en Ginebra, afirmó ser doctor en Medicina por la universidad de París, pero su nombre no consta entre los diplomès, lo cual no prueba necesariamente que mintiera, ya que quizá no se han conservado las listas completas. En su defensa hay que hacer constar que, como vimos, el contrato para editar la Biblia en Lyon se refiere a él como Docteur en Medecine, y ello por parte de quienes estaban familiarizados con sus andanzas en París (doctor Barón y Bainton).

En todo caso, si el mejor fruto de su estancia parisina no fue un título, si lo fue un descubrimiento que ha dado al nombre de Serveto un lugar imperecedero en los anales de la ciencia. Él descubrió antes que nadie en occidente la circulación pulmonar de la sangre, o con mayor precisión, el paso o circuito de la sangre por los pulmones, ya que no regresa al punto de partida. (George Sarton).

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Servet, hereje perseguido. Parte V

Miguel Serveto Conesa alias Revés: Servet, hereje perseguido. Parte V

viernes, 1 de abril de 2011

Servet, hereje perseguido. Parte IV


Serveto como hereje perseguido


Serveto mismo envió un ejemplar de “De Trinitatis erroribus” al arzobispo de Zaragoza, y dos funcionarios de la corte, el Comendador Mayor don Germán de Padilla y Hugo Urriés, señor de Ayerbe, descubrieron los libros de Serveto y lo denunciaron al Consejo Supremo de la Inquisición Española. El Consejo, el 24 de Marzo de 1532, desde Medina del Campo, envió instrucciones a los inquisidores de Zaragoza para que indagaran sobre la procedencia natal y biográfica de Serveto. Con el fin de engañarlo para regresar a España y ser juzgado por el Santo Oficio se dio encargo a su propio hermano mosen Juan Serveto, que se desplazó a Alemania. No solo en España, sino también en Toulouse, la Inquisición el 17 de junio de 1532 publicó un decreto por el que se requería la captura de unos cuarenta fugitivos a cuya cabeza se encontraba “Michel de Serveto alias Revés” (Bainton).

Serveto debe marchar a París. En Francia, como en cualquier otro país de Europa, la libertad andaba por los suelos. La gran cuestión con la que se enfrentaba cada país era la de si una casa dividida puede permanecer de pie. La experiencia ha demostrado luego que sí: el pluralismo religioso no es incompatible con la estabilidad social. Pero pocos lo creían en aquel momento. Francia empleó tres procedimientos para suprimir a los reformadores: los tribunales civiles, el clero local y la Inquisición. Los tribunales civiles, mal llamados parlamentos tenían el poder de arrestar, juzgar y condenar a los deficientes en la fe. El “parlamento” de París se mantuvo especialmente activo. En Francia a la par que los tribunales civiles y el clero, la Inquisición logró actuar con la total colaboración del poder real. Así pues Pierre Lizet (presidente del tribunal de París), el cardenal Tournon (representante del clero) y Matthieu Ory (inquisidor), formaban el triunvirato de la persecución de la herejía.

Se descubre en Servet un espíritu crítico III


Se descubre un espíritu crítico


En Bolonia todo estuvo espléndido: brotaba vino tinto de la boca de unos leones de mármol, y blanco del pico de unas águilas. Ondeaban en los edificios y brillaban tapices de oro y púrpura; sonaban los pífanos y los tambores; una multitud de 100.000 almas atestaba las calles para ver al Emperador y al Papa…Serveto quedó al rojo vivo…Más tarde escribió: “con mis propios ojos he visto como llevaban al Papa con  pompa sobre los hombros de los príncipes haciendo con la mano el signo de la cruz, adorado a lo largo de las calles por el pueblo arrodillado recibiendo numerosas indulgencias gracias a las cuales les serían reducidos largos años de sufrimientos infernales”. En algún recodo del camino había ingerido Serveto si no el virus de los protestantes, al menos el destructor apocaliptismo de los espirituales franciscanos.

Visto esto, se escabulló discretamente del servicio de Quintana y la corte imperial. Año y medio más tarde iba a publicar “De Trinitatis erroribus”. En 1530 Serveto estuvo en Basilea pero no tuvo oportunidad de hablar con Erasmo pues había partido de allí hacía un año. Se hospedó durante diez meses en casa de Ecolampadio que era el reformador de Basilea y sucesor de Erasmo. Más tarde las discrepancias entre ambos fueron notorias. Después se fue a Estrasburgo, dónde debió de confiar en hallar un régimen más suave que el de Basilea cuya constitución municipal de 1529 contenía varios artículos contra los anabaptistas. La gente de Estrasburgo le resultó amable y acogedora. Butzer, el reformador, lo llamó Michael Dilecte y parece que Capito secundaba sus ideas. Posteriormente Butzer, impulsado por Ecolampadio, procedió a refutar las ideas contenidas en “De Trinitatis erroribus”. (Bainton)

La conclusión final es que Serveto no podía estar enteramente de acuerdo con ninguno y lo único que consiguió es enfurecer a los tiranos. Protestantes y católicos se hermanaron en un repudio común.