domingo, 10 de abril de 2011

Serveto y Calvino, dos mentes enfrentadas. X


Serveto y Calvino, dos mentes enfrentadas


Serveto determinó establecer por correspondencia el contacto con Calvino que años antes  se había frustrado personalmente en París. De todos los reformadores le parecía Calvino el único que podría estar dispuesto a escuchar. La correspondencia  con Calvino se inició por mediación de Jean Frellón, el hugonote editor de Lyon para quien Serveto había preparado algunos libros. Se empleó el seudónimo  Michel de Villeneuve, y Calvino mismo firmaba Charles Despeville, pero ninguno de los dos ignoraba la identidad del otro. Primero Serveto adoptó un tono condescendiente y Calvino le respondió cortésmente. Después, el aragonés subió el tono instándole a leer detenidamente de su propia obra manuscrita  el “Crhistianismi Restitutio”. Calvino, jamás le devolvió el ejemplar. Persistió Serveto y le mandó en total unos treinta discursos epistolares, hasta que Calvino informó a Frellón que tenía a su común amigo por un demonio que le hacía perder el tiempo y que no quería dar garantía alguna  respecto a lo que podría pasar si Serveto se empeñaba en ir a Ginebra. Serveto aún envió otra carta pidiendo que le devolviera el manuscrito, pero ya no hubo respuesta.

Se le había hecho pedazos la última ilusión. Roma, Zaragoza, Toulouse, Basilea, Estraburgo y ahora Ginebra habían rechazado sus palabras. Serveto no recuperó su manuscrito, pero había conservado de él abundantes notas o acaso otro ejemplar. Así, pudo completar la obra, añadiéndole las “Treinta Cartas a Calvino” y una “Apología a Melanchton”.

Sin entrar a fondo en las enormes dificultades, se imprimieron mil ejemplares, de los cuales fueron enviados algunos  a la feria de Frankfurt; otros fueron a un librero de Ginebra, por cuyo medio quizá llegó uno a las manos de un amigo de Calvino, un tal Guillermo Trie. Este hombre tenía un primo católico, llamado Antonio Arneys que vivía en Lyon. El 26 de Febrero de 1553 el protestante de Ginebra escribía a su primo el católico de Lyon, acompañando a la carta las cuatro primeras hojas del “Restitutio”.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario